Mitos y realidades sobre la leche de oveja: lo que realmente debes saber
Vamos a hablar sobre los mitos y realidades sobre la leche de oveja. La leche de oveja ha sido parte de la alimentación humana durante siglos, pero en la actualidad sigue rodeada de numerosos mitos que generan confusión entre los consumidores. Desde su supuesto alto contenido en grasa hasta su impacto en la digestión, muchas ideas erróneas han alejado a las personas de disfrutar de este nutritivo y versátil alimento.

Recuerdo la primera vez que probé la leche de oveja en una feria gastronómica. Me habían dicho que tenía un sabor demasiado fuerte y que era difícil de digerir. Sin embargo, al probar un yogur artesanal de leche de oveja, me sorprendió su suavidad y textura cremosa. Fue entonces cuando decidí investigar más sobre sus beneficios y derribar algunos de los mitos que la rodean.
En este artículo exploraremos los principales mitos y realidades sobre la leche de oveja, basándonos en estudios científicos y experiencias reales.
Mito 1: La leche de oveja tiene demasiada grasa y es poco saludable
Realidad: Sí tiene un mayor contenido graso que la leche de vaca, pero sus grasas son saludables.
La leche de oveja contiene entre un 6% y un 7% de grasa, más que la leche de vaca. Sin embargo, la calidad de estas grasas es superior, ya que son ricas en ácidos grasos esenciales como el Omega-3 y el ácido linoleico conjugado (CLA), conocidos por sus propiedades beneficiosas para la salud cardiovascular.
Además, este tipo de grasa ayuda a mejorar la absorción de vitaminas liposolubles como la A, D y E, esenciales para el sistema inmunológico y la salud ósea.
Durante mi visita a una quesería artesanal, hablé con el productor sobre la percepción de que la leche de oveja es demasiado «pesada». Me explicó que, al igual que con otros alimentos, la clave está en el equilibrio y que, en cantidades moderadas, la leche de oveja aporta beneficios sin representar un problema de salud.
Mito 2: Es difícil de digerir y causa intolerancia
Realidad: Muchas personas la digieren mejor que la leche de vaca.
Uno de los argumentos más comunes contra la leche de oveja es que es difícil de digerir. Sin embargo, su estructura molecular es diferente a la de la leche de vaca, lo que facilita su digestión en algunas personas.
Contiene una mayor proporción de beta-caseína A2, una proteína más fácil de asimilar en comparación con la beta-caseína A1 presente en la mayoría de las leches de vaca comerciales. Además, su menor contenido en lactosa la convierte en una mejor opción para quienes tienen una intolerancia leve.
En mi caso, tras probar diferentes productos lácteos de oveja, noté que no experimentaba la hinchazón que a veces me causaba la leche de vaca. Esto me hizo entender que la tolerancia a los lácteos depende de su composición y no solo de la cantidad de lactosa que contienen.
Mito 3: Tiene un sabor demasiado fuerte y no es apta para todos los paladares
Realidad: Su sabor varía según el procesamiento y puede ser muy suave.
Muchos creen que la leche de oveja tiene un sabor fuerte o desagradable, pero esto depende del tipo de producto y su método de elaboración. Mientras que algunos quesos curados pueden tener un gusto intenso, los yogures, cuajadas y quesos frescos de oveja son notablemente suaves y cremosos.
Recuerdo cuando probé una cuajada de leche de oveja en el País Vasco. Esperaba un sabor fuerte, pero me sorprendió lo delicado y equilibrado que era, con un ligero dulzor natural. Desde entonces, aprendí que la clave está en conocer el tipo de producto antes de formarse una idea errónea sobre su sabor.
Mito 4: No es tan nutritiva como la leche de vaca
Realidad: Tiene un mayor contenido de proteínas, calcio y vitaminas.
La leche de oveja supera a la de vaca en varios aspectos nutricionales. Es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, esenciales para la regeneración muscular y el mantenimiento de tejidos. Además, contiene hasta un 50% más de calcio que la leche de vaca, lo que la hace ideal para la salud ósea.
También aporta más vitamina B12, zinc y fósforo, elementos clave para el metabolismo y el sistema nervioso.
Cuando hablé con una dietista sobre el valor nutricional de la leche de oveja, me explicó que muchos de sus pacientes con deficiencia de calcio habían mejorado significativamente al incorporar este tipo de lácteo en su dieta, especialmente en forma de queso y yogur.
Mito 5: Solo se utiliza para hacer queso
Realidad: Es un ingrediente versátil en la gastronomía.
Si bien los quesos de oveja son los productos más conocidos, la leche de oveja también se usa para hacer yogures, mantequillas, helados y postres tradicionales como la cuajada.
En una cena gourmet, probé un helado de leche de oveja con miel y nueces. Su textura era increíblemente cremosa y su sabor más intenso que los helados convencionales. Esto me hizo darme cuenta de que la leche de oveja tiene muchas aplicaciones en la cocina más allá del queso.
Mito 6: Es más cara y difícil de encontrar
Realidad: Su precio es más alto debido a su calidad y menor producción, pero cada vez es más accesible.
Es cierto que la leche de oveja y sus derivados pueden tener un precio superior al de la leche de vaca, pero esto se debe a su proceso de producción más artesanal y a la menor cantidad de leche producida por cada oveja en comparación con una vaca.
Sin embargo, en los últimos años, el interés por productos lácteos de oveja ha crecido y ya es más común encontrar opciones accesibles en supermercados, tiendas especializadas y mercados locales.
Durante una visita a un mercado de productos ecológicos, un vendedor me explicó que la demanda de estos productos ha aumentado gracias a la creciente preocupación por la alimentación saludable, lo que ha permitido que más productores apuesten por la leche de oveja.
A lo largo de los años, la leche de oveja ha sido objeto de muchos mitos, pero la realidad es que es un alimento altamente nutritivo, digestivo y versátil. Desde su uso en la gastronomía hasta sus beneficios para la salud, hay muchas razones para considerarla una excelente alternativa a la leche de vaca.
Mi experiencia personal me enseñó que, más allá de los prejuicios, probar y conocer los productos de leche de oveja es la mejor manera de apreciar sus cualidades. Así que si aún no lo has hecho, te animo a darle una oportunidad. Puede que te sorprenda su sabor, textura y beneficios nutricionales.